Principio de Incertidumbre
Se viene a mi mente un recuerdo lejano de cuando acababa de terminar el doctorado y el futuro se sentía tan incierto. Tenía claridad en lo que deseaba lograr, en los sueños que quería perseguir, pero al mismo tiempo me invadía una gran incertidumbre alimentada por preguntas:
¿Cómo lo voy a lograr?
¿Tengo lo que se necesita?
¿Realmente es mi sueño?
Perseguir una carrera académica en México no es tarea fácil; las condiciones para hacer ciencia son, muchas veces, adversas. Pero esa misma adversidad despierta el ingenio y la capacidad de crear con poco. A eso se suma algo más profundo: la sensación de que la academia es, en muchos sentidos, un juego de hombres; solo hay que mirar las estadísticas. Y eso me hacía sentir muy sola, no porque no hubiera buenos compañeros hombres a mi alrededor, sino porque sabía que ellos no eran atravesados por las mismas realidades y dificultades que yo.
Ese año, entre el doctorado y el postdoc, me otorgaron una beca con todos los gastos cubiertos para asistir a un evento internacional para mujeres en física, organizado por el Centro Internacional de Física Teórica (ICTP, por sus siglas en inglés) en Trieste, Italia. Estaba emocionada por la oportunidad y, sobre todo, por conocer a otras mujeres de todo el mundo que quizás estuvieran enfrentando las mismas dudas que yo.
No voy a negar que me imaginaba un círculo de mujeres tomadas de la mano, compartiendo miedos, lágrimas y risas, tal vez un momento catártico, sincero. La realidad fue distinta, y no me malinterpreten, fue un evento profundamente enriquecedor. Conocí gente increíble, me puse a prueba y volví a casa con una convicción firme:
Quiero algo así en mi país.
Pero no solo eso, quiero un espacio donde sí podamos tomarnos de las manos y trascender a través del miedo a la incertidumbre.
Estando allá, rodeada de mujeres científicas de todo el mundo, entendí que necesitamos cambiar nuestras condiciones, que necesitamos unirnos desde cualquier trinchera y, juntas, transformar la ciencia y la sociedad en nuestros países.
Pasaron años desde aquel encuentro en Italia, y tal vez te preguntes (yo también a veces me lo pregunto): ¿por qué tardó tanto en germinar esta idea? La respuesta es sencilla, aunque no fácil: porque la vida pasa, porque ser mujer en la ciencia es difícil, porque muchas veces dudas de ti misma, porque temes que nadie se quiera unir, y yo no quería hacerlo sola.
Así fue como mi querida amiga Rosario se unió a esta aventura.
Rosario y yo cursamos la carrera de Física en la UANL juntas, estuvimos en el mismo salón desde el inicio, nos acompañamos y fuimos cómplices como las únicas mujeres estudiando física en nuestra generación hasta el final de la licenciatura.
Nuestros caminos se separaron después: ella decidió hacer un posgrado fuera de la ciudad, fascinada por la electrónica, especialmente por entender cómo funcionan los equipos a escala reducida, los principios físicos que los rigen y las posibles formas en que podía contribuir a mejorarlos.
Yo, en cambio, me quedé, adentrándome en un mundo completamente desconocido para mí: la biología. Estaba entusiasmada por encontrar respuestas a fenómenos complejos desde una mirada física, cruzando disciplinas en busca de sentido.
Nuestra amistad, sin embargo, nunca se ha desvanecido. A pesar de los años y la distancia, siempre hubo visitas, mensajes y acompañamiento. Ahora, a pesar de que ella ha regresado a la ciudad y yo me encuentro en tierras muy lejanas, la conexión sigue intacta.
Le mandé un audio de cuatro minutos proponiéndole emprender este sueño juntas y estaré eternamente agradecida por su respuesta.
Gracias, Chayito, por no dudar ni un segundo de que podíamos lograrlo y ser la otra mitad de este proyecto.
Fueron seis meses de trabajo intenso para hacer posible esta primera edición, y terminó siendo no solo nuestro trabajo, sino el de muchas otras mujeres que nos inspiraron, se unieron al sueño y nos brindaron su apoyo.
Gracias a todas las mujeres de mi vida que me han enseñado que, a pesar del miedo a no saber exactamente lo que viene, nace la posibilidad de cambiarlo todo.
De la incertidumbre de ser mujer en la ciencia, nació WIPMX.
¿Te interesa presentarte en WIPMX2026?
Más voces. Más ciencia. Más futuro